Artículo escrito por Josefina Strahovsky, publicado en revistamujer.cl el 7 de agosto del 2016.
La nueva vida lenta
1. «Vivir sin champú, reutilizando cada ingrediente del refrigerador o simplemente no comprando ninguna prenda nueva. Una cada vez más popular perspectiva se está apoderando del movimiento slow (lento), llevando a más personas a vivir una vida consciente donde más que ‘reciclar’ se apuesta a vivir sin generar residuos. ¿Se puede? Según los convencidos, no es tan difícil como parece.
2. Que nada se pierde, todo se transforma. Lamentablemente este principio ―uno de los conceptos clave de la Ley de la Conservación de la Materia― parece no aplicar en la actual sociedad de consumo. Hoy todo lo que se produce y utiliza tiene un destino cuyo impacto muchos deciden ignorar, pero que definitivamente está generando innegables consecuencias negativas tanto en el medioambiente como en la calidad de vida. Y nada se transforma si es que no hay alguien que se haga cargo. Esa es la premisa detrás de los cada vez más masivos movimientos sociales de personas que deciden hacerse responsables del destino no solo de los productos que consumen, sino también de las decisiones alimentarias que toman, asumiendo que pequeñas acciones sí pueden hacer una diferencia y aminorar las consecuencias que tiene el actual estilo de vida hiperconsumista. “El consumo responsable nos obliga a tomar responsabilidades individuales y colectivas. Las posibilidades que tenemos como sociedad sobre las decisiones que tomamos como consumidores son muy relevantes; al mirar nuestro contexto medioambiental y social podemos darnos cuenta de que somos capaces de generar un doble impacto”, asegura la sicóloga y especialista en antropología alimentaria Alejandra Naranjo.
3. Aunque tienen múltiples apellidos: slow, consciente, minimalista, etc., estos movimientos comparten como denominador común el deseo de bajarse del carro del consumismo sin reflexión y vivir una vida más conectada con el futuro del planeta. Bajo los principios de cooperación, respeto, sustentabilidad y gratitud ofrecen devolver a la sociedad un balance más natural y en sincronía con el medioambiente. “El movimiento slow llama por distintas vías a detenerse. Mirar los objetos, entender su historia y darse cuenta de que para producir un alimento o una prenda se necesitan recursos que son limitados y que hoy se están gastando indiscriminadamente”, asegura la sicóloga Pilar Navarro, voluntaria en el movimiento ciudadano DiscoSopa, que busca generar conciencia sobre el alarmante desperdicio de alimentos.
Un pequeñísimo basurero
4. Aunque asegura que el proceso fue lento, el resultado no deja de ser impresionante. La bloguera estadounidense Lauren Singer guarda la basura que ha producido, durante 4 años, en un jarro mediano. Cuando el promedio de generación de basura de un chileno promedio es de 1 kilo al día su hazaña parece aún más increíble. “No fue tan difícil como lo pensé. Partí con lo básico: dejé las bolsas plásticas, las bombillas, los cubiertos desechables… y de ahí seguí con los envoltorios. Fue una serie de pequeños cambios que me permitieron generar cada vez menos basura hasta llegar al punto en que estoy hoy, donde prácticamente no produzco residuos y, claro, no consumo ningún producto que los contenga”, asegura al teléfono desde su departamento en Nueva York.
5. Algo que aplica en sus productos de belleza, los que fabrica con sus manos y solo con ingredientes naturales; también en su clóset, donde toda la ropa es de segunda mano, y en su cartera, donde siempre lleva cubiertos, una taza y, si sabe que tendrá que comer al paso, un jarro de vidrio con su comida. Ella es parte de un movimiento que también se conoce como ‘minimalista’ o ‘zero waste’6, y que ya no ve en el reciclaje una solución para generar una sociedad menos contaminada, sino que apuesta por generar la menor (o ninguna) cantidad de residuos para cambiar la situación desde su base.
Nada se pierde, todo se mastica
6. En la cocina el movimiento slow tiene diferentes manifestaciones. Pero los principios que la sustentan son dos: disfrutar y aprovechar, y van de la mano, como asegura la directora de RecuperaLab, Alejandra Naranjo: “para nosotros la recuperación no solo es reaprovechar alimentos que están a punto de irse a la basura, sino también recuperar lo colectivo de reunirse en una mesa. Que comer no sea un trámite. Eso permite apreciar más los ingredientes y relacionarse de manera distinta con los alimentos”. Ese vínculo, explica, nos obliga como consumidores a asumir la responsabilidad que nos corresponde en la cadena alimentaria. “Porque en el trabajo de concientizar y educar para co-crear soluciones que realizamos en RecuperaLab nos hemos dado cuenta de que se pierde comida en todo ámbito: desde el productor hasta los restaurantes”, agrega.
7. En esa misma cruzada está Pilar Navarro, desde el movimiento DiscoSopa. “Para nosotros el movimiento de slow life7 o slow food8 tiene que ver con darse el tiempo de parar y ver las cosas en su amplitud. Nos obliga a mirar esta comida que antes creíamos que era basura, pero que no lo es”, explica. Para crear esa conciencia realiza eventos ciudadanos abiertos, que invitan a utilizar ingredientes que otros han desechado, pero que son perfectamente aprovechables y deliciosos.
8. Desde la vereda de los cocineros, Nico Decarli, de la plataforma Simple y Vivo, adhiere también a las ideas base de la cocina slow. “Para mí significa la comida hecha en casa, con dedicación, intención y goce. Se respeta el medioambiente y se aprecia el alimento, su origen y calidad. Olvidar las distracciones como la televisión o el trabajo, disfrutar de la compañía y un entorno en armonía. Yo aporto enseñando y creando conciencia sobre este estilo de vida a través de las clases de cocina con Simple y Vivo, buscando y utilizando alimentos que respeten el medioambiente, rescatando lo que desperdicia el mercado, innovando y compartiendo en la cocina”, asegura.»
Josefina Strahovsky, La nueva vida lenta, extraído de
http://www.revistamujer.cl/2016/08/07/01/contenido/la-nueva-vida-lenta.shtml/
6 Cero basura.
7 Vida lenta.
8 Alimentación lenta.
Según el texto leído, ¿qué se puede afirmar respecto de los seguidores del movimiento slow?
Que se preocupan por generar conciencia en la industria alimentaria.
Que buscan innovar en las técnicas de producción de la sociedad de consumo.
Que tratan de vivir sin generar grandes cantidades de residuos.
Que consumen alimentos producidos en armonía con el medioambiente.
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